martes, 11 de noviembre de 2008

Dos tipos distintos de "emigración", un único sentimiento




La isla de La Palma vio como antaño muchas personas cruzaban principalmente el Atlántico con el sueño de encontrar una nueva y próspera vida. Vida de la que no se disfrutaba en la isla por la gran pobreza que azotaba a la inmensa mayoría de la población. Muchos consiguieron esa ansiada nueva vida; otros no tanto. Unos volvieron con el paso del tiempo a su isla natal; otros se quedaron en sus nuevos destinos formando familias con raíces isleñas. Unos mantuvieron el contacto con las personas allegadas que dejaron un día atrás; muchos lo perdieron.
Hoy en día gracias a Dios esta precaria situación que padecimos ha cambiado para mejor, sin lugar a dudas. Tanto ha cambiado que la inmensa mayoría de las familias tienen posibilidades de pagar a sus hijos unos estudios que puedan hacer que éstos tengan en el futuro un buen puesto de trabajo o por lo menos un puesto digno. Tanto es así que son muchos los palmeros residiendo en otros lugares por motivos de estudios, concentrándose principalmente en La Laguna, la cual está muy arraigada a la isla de La Palma por motivos obvios.
Para bien o para mal, generalmente, cualquier adolescente que termina sus estudios de Bachillerato ya está con el chip puesto de que en breve se verá obligado a salir de la isla si quiere seguir formándose, ya que la oferta educativa en estudios superiores se limita a algún Ciclo Formativo de Grado Superior y por supuesto no existen carreras universitarias, salvo las ofertadas por la exigente Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
Se puede hacer una pequeña comparación salvando las grandes distancias existentes entre las circunstancias que depararon la primera emigración citada, con el éxodo juvenil de palmeros a otros lugares por motivos de estudios.
Está claro que esas circunstancias no eran las mismas, ya que unos abandonaban su lugar de naciomiento y de vivencias personales motivados por la extrema situación de la isla y otros por motivos de formación. Otra diferencia es que los segundos probablemente tienen la posibilidad de volver a la isla siempre que quieran, ya sea por vacaciones o por algún fin de semana poco exigente en cuanto a trabajos y horas de estudios requeridos, o por los tan de moda "puentes", mientras que los primeros no tuvieron la facilidad de regresar, aparte de que la duración del viaje de vuelta no era ni mucho menos la misma, no estaría la cosa como para gastar un dineral en un viaje a La Palma para luego volverse.
Éstas y muchas otras diferencias que existen entre un caso y otro se quedan apartadas si se tiene en cuenta que se deja atrás por un cierto periodo de tiempo un lugar lleno de recuerdos, de personas queridas, de mucho sentimentalismo. El deseo general por regresar y disfrutar de las calles; bastantes menos pobladas de lo normal durante la época académica, y rincones de ensueño de la isla es otro factor común que se puede añadir a la comparación de estas dos generaciones bastantes opuestas en cuanto a motivos por los que abandonaron y abandonan la isla pero en definitiva con algo en común, el amor por la isla de La Palma.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy larga la distancia que hay que salvar para realizar esta comparativa de emigrantes versus estudiantes o personas que dejan la isla, también en la actualidad aunque en menor medida, buscando trabajo en otras islas. Es tan larga la distancia, que probablemente, en códigos sociológicos no sea comparable una cuestión con la otra. No obstante, salvando barreras, tú te atreves a compararlas, creando de nuevo el lazo invisible de la añoranza que tanto une al palmero con su isla, sea el siglo que sea... y esto es algo que sin duda une a los emigrantes/estudiantes/trabajadores de ida y vuelta como nosotros.

Anónimo dijo...

Es muy larga la distancia que hay que salvar para realizar esta comparativa de emigrantes versus estudiantes o personas que dejan la isla, también en la actualidad aunque en menor medida, buscando trabajo en otras islas. Es tan larga la distancia, que probablemente, en códigos sociológicos no sea comparable una cuestión con la otra. No obstante, salvando barreras, tú te atreves a compararlas, creando de nuevo el lazo invisible de la añoranza que tanto une al palmero con su isla, sea el siglo que sea... y esto es algo que sin duda une a los emigrantes/estudiantes/trabajadores de ida y vuelta como nosotros.

Ciudadano como Tú dijo...

Está claro que no son las mismas razones las que obligaron a nuestros antepasados a partir a Cuba por ejemplo, que lo que pasa ahora con los estudiantes que tienen que salir de la isla o como los que tú bien dices salen por temas de trabajo. Yo lo que pienso es que son dos casos un tanto parecidos en cuanto a tener que dejar la isla a un lado para de una manera prosperar, y la coincidencia en la añoranza por la isla natal.