miércoles, 5 de noviembre de 2008
Circo de Marte Vs Teatro Chico
De todos es sabido la reciente reapertura del Teatro Circo de Marte tras muchos años cerrado al público por su estado ruinoso. Mucha gente está encantada porque una parte de la historia de Santa Cruz de La Palma haya resurgido cual Ave Fénix; lo que llega a producir satisfacción, que algo que para muchos significó un punto de encuentro con la cultura de la época; pues su construcción data del año 1871, pueda ser de nuevo utilizado para dar vida a las ofertas de ocio capitalino.
Ahora probablemente y como suele pasar en estos casos, el Circo de Marte será como un juguete nuevo para un niño, pero... ¿Qué pasará con el Teatro Chico, recinto que representa a una generación totalmente opuesta a la cincuentañera que disfrutó del Circo de Marte antes de su cierre? Somos muchos los que recordamos aquel edificio situado en las medianías de la Plaza de Santo Domingo como un inmueble que siempre estaba cerrado y no tenía vida, vida de la que sí que disfrutaron las personas comprendidas en la franja de edad citada anteriormente.
Si el Teatro Chico pudiera expresar sus sentimientos se sentiría como el señor de la venta de toda la vida que ve con temor como no a mucha distancia de su negocio se levanta un imponente centro comercial. Tantos años siendo el referente de la cultura de Santa Cruz de La Palma para que ahora probablemente quede en el ostracismo; a la sombra del Circo de Marte, porque es de suponer que lo nuevo tendrá preferencia a la hora de alvergar obras de teatro o conciertos íntimos, que básicamente es la oferta cultural que para bien o para mal suele tener Santa Cruz de La Palma. Me temo que no se avecinan tiempos prósperos para este Teatro Chico que al igual que el Circo de Marte en su época ha visto como aquellos niños que una vez acudieron a disfrutar de una obra de teatro infantil, más tarde disfrutaron de un concierto de Ariel Rot, de Rondallas de Divinos en Navidad o rieron con las letras de las canciones del Trío Zapatista... en definitiva, dos generaciones diferentes para cada teatro.
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