jueves, 28 de enero de 2010
Orígenes de la Formación Profesional en La Palma: La Sindical
A fines de la década de los cincuenta del siglo pasado se produce en la política económica del régimen franquista un cambio obligado por las circunstancias del estancamiento económico crónico que padecía. Se pasa desde el aislamiento y la autosuficiencia económica, la llamada "autarquía", hacia una liberalización y un impulso industrial que se concretó en los llamados Planes de Desarrollo. En dicha coyuntura se hizo imprescindible contar con obreros cualificados y técnicos intermedios que posibilitaran tal cambio. Se dio por tanto un impulso decisivo a los estudios de Formación Profesional, hasta ahora la "cenicienta" del sistema educativo vigente por entonces.
En este contexto el Cabildo Insular de La Palma presidido por D. Fernando del Castillo Olivares, planteó "la idea (...) de que en el antiguo Convento de San Francisco se dieran clases de cultura general y enseñanzas profesionales". Con anterioridad el Cabildo había realizado gestiones con los Padres Salesianos para tal fin, pero las mismas no llegaron a buen puerto.
En 1958 se crea el Patronato para poner en marcha el proyecto. D. Manuel Fernández de las Casas, Delegado del Gobierno en la isla y Alcalde de S/C de La Palma por aquel entonces, explicaba con meridiana claridad los motivos que justificaban la implantación de dichas enseñanzas en la isla: "(...) no se escapará a nadie la importancia de la Escuela, pues la falta de la misma se palpa a diario tanto por los Empresarios, como por los obreros, y por las propias Autoridades al ver como andan por nuestras calles esa juventud sin profesión especializada que termina siempre en el corriente peón que tanto abunda". Señala igualmente que de los que pasan a cursar Bachillerato muchos abandonan y muy pocos acceden a carreras superiores "encontrándose entonces en una situación difícil, sin porvenir y al considerarse fracasados es cuando surge lo de la emigración, y claro está han de hacerlo como peones, pues no para otra cosa están preparados. La Escuela, pues tratará de resolver este problema haciendo especialistas que sean la base del desarrollo industrial que España necesita(...)".
El 11 de septiembre de 1958 se constituye en la sede de la Delegación Insular de Sindicatos, el Patronato de la Escuela Taller Nuestra Señora de Las Nieves, bajo la presidencia del Delegado Provincial de Sindicatos "camarada José Manuel Gutiérrez Abelló" el cual agradece al Excmo. Cabildo Insular "su valiosa cooperación plasmada en la cesión del edificio para la Escuela" ubicada en el ex convento de San Francisco. El 28 de diciembre de 1959 se constituye el Patronato Rector dependiente de la Obra Sindical. En dicha sesión se acuerda que la matrícula de los alumnos sea hasta el próximo diez de enero. También se propone a la Delegación Provincial de Sindicatos la plantilla de personal para que pueda empezar a funcionar el centro en enero, quedando el primer claustro constituido por:
v Personal docente: D. Juan B Fierro Pérez (Lengua castellana y Geografía e Historia), D. Rodolfo Afonso Hernández (Matemáticas y Trabajos manuales), D. Antonio Eolo González Álvarez (Ciencias), D. Agustín Benítez Lorenzo (Dibujo y Tecnología General), D. Cipriano Valcárcel Jaubert (Capacitación Sindical). Quedan pendientes de nombrar la plaza de Religión (por designación del Obispado) y las de Educación Física y Formación del Espíritu Nacional (a designar por el Frente de Juventudes).
v Personal de Taller: D. Juan Álvarez Tabares (Metal) y D. Carmelo Pérez Hernández (Electricidad).
v Personal técnico: Como médico a media jornada D. Rafael Hernández Álvarez y como practicante D. Mario Piñero Sánchez.
v Personal de administración: Se acuerda que la Secretaría la desempeñe "el Secretario de la Delegación Sindical Insular camarada Ernesto Martín Lorenzo y la plaza de Auxiliar queda vacante en espera de recibirse instrucciones que el Mando Provincial de Sindicatos dicte al respecto". Como subalterno se propone a D. Alfonso Martín Lorenzo, quedando igualmente pendiente la plaza de "mujer de la limpieza".
El primer Director del Centro fue D. Germán de Granda Gutiérrez, el cual cesa a final de curso por traslado a La Laguna, siendo sustituido en septiembre de 1960 por D. José Francisco García Méndez. lo largo de 1960 se toman diversos acuerdos para consolidar el recién creado Taller Escuela: realizar una campaña publicitaria en prensa y radio "ya que conviene hacer llegar al conocimiento de los padres de familia las ventajas que (...) puede prestar para el futuro de sus hijos", la adquisición de diverso material de enseñanza por valor de 9370 pesetas y 8 céntimos, una convocatoria pública para proveer plazas de profesores y la aprobación del Reglamento del Patronato que es remitido "a la superior jerarquía por si tiene algo que objetar sobre el mismo (...)."
El 2 de febrero de 1961 se aprueba el plan de estudios a seguir: "Que los cursos a desarrollar sean cinco, divididos en dos períodos. El primer período será de Iniciación Profesional o Pre-aprendizaje y constará de dos cursos (...). El segundo período será de Aprendizaje Industrial y constará de tres cursos (...)", especificándose las materias y contenidos a cursar en cada uno de ellos.
En la sesión del 9 de junio de 1961 se acuerda apoyar la iniciativa del Frente de Juventudes "de que se ayude a la construcción de la cancha deportiva que aquella Institución pretende construir en el patio frontero al Centro, ya que nos va a servir conjuntamente a ambas Organizaciones".
El 18 de abril de 1963 se envía a Madrid el Expediente de autorización del Centro, y el 19 de mayo de dicho año se concede la misma informando el Director de "la agradable noticia de que nuestro Centro ha sido autorizado por el Ministerio de Educación Nacional ".
Hasta el año 1974 permanece en las instalaciones del antiguo convento franciscano. En el curso 1974/75 se traslada a su actual ubicación en el Barranco del Carmen. Pero esto es ya otra historia.
NOTA.- Todas las citas textuales pertenecen al primer Libro de Actas del Centro.
Carlos Rodríguez Sanz, Períodico Digital elapuron.com. [28 de Enero de 2010]
domingo, 24 de enero de 2010
Mr Sabas y su león Sultán
Decir Anelio es decir muchas cosas. Es hablar del profesor, el escritor, el pintor, el etnógrafo, el investigador, el poeta, el cantante, el amigo, el buen amigo. Distintas facetas artísticas y humanas que es difícil conjugar en una única personalidad sin estridencias ni dandismo que le alejen de la realidad. En varias ocasiones he tenido la oportunidad de apreciar todas estas variantes de su personalidad, pero creo que en ningún momento tan hilvanadas como en la inolvidable conferencia que pronunció la noche del pasado viernes sobre las circunstancias reales que llevaron a la muerte de míster Sabas, director del Circo Yugoslavo y domador de leones que falleció en Santa Cruz de La Palma en 1935.
Anelio Rodríguez sacó la paleta para dibujar el retrato de la época en la que sucedió este episodio y del extraño y fascinante mundo del circo. Pero, sobre todo, para aclarar la circunstancia de la muerte de míster Sabas, ese domador de leones que murió, según contaba la tradición popular, del disgusto que se llevó cuando vio que las fuerzas de orden público abatían a tiros al león Sultán que se había escapado del circo y deambulaba libremente por las calles de la capital palmera ante el temor de los ciudadanos.
Pero en el ejercicio de la narración de nuestro escritor no se aprecian lecciones de moral, de recuperar la memoria histórica o de hacer justicia. El arte que emana de la realidad va incluso más allá de todos esos nobles deberes y entra en la órbita de la creación. El artista no reivindica el pasado, lo crea, lo construye, genera belleza incluso en lo injusto o desafortunado de esa maldita bala perdida que fue a parar en el cuerpo del domador cuando trataba de evitar que el pelotón sacrificase la bestia que, seguramente, Mr. Sabas hubiera podido dominar. Porque así fue la muerte del valiente domador y no por la impresión de ver muerto a Sultán.
El respeto de su familia, que guardó celosamente este secreto hasta que fue confiado a Anelio por una de sus hijas, es una de las claves interpretativas de este suceso y de la manera de narrarlo por su biógrafo. Es en esa relación donde se crea la atmósfera de lo que el director de cine Víctor Erice le comentó a Anelio Rodríguez cuando le contó esta singular historia. De alguna manera, ha sido míster Sabas quien te ha elegido para que reveles esa realidad. Es difícil discernir de dónde surge el proceso creativo, pero se reconoce por esa fuerza de seducción que se genera entre el yo y lo otro.
En Anelio este proceso no es solitario, sino compartido. En la conferencia fueron apareciendo inexcusablemente nombres que han marcado esta investigación sobre la vida y la muerte de míster Sabas. Tío Quico, en primer lugar, y es que es difícil conversar con Anelio sin que aparezca por un lado u otro el gran pintor Francisco Concepción, que fue quien primero le habló de la historia del domador. Ligado a él, como no podría ser menos, la Sabatina. Ese grupo de amigos que se reúne los sábados para pintar y que fueron quienes repusieron la lápida del domador cuando se rompió, junto con otras personas como Pepe López o Antonio Manuel Díaz. O el veterinario Juan Francisco Capote, que lo acompañó a ese viaje a Galicia para entrevistar a la familia, donde se desveló el misterio tan celosamente guardado por varias generaciones.
Esa personalidad integradora fue la que arrastró a tanto público como yo no recuerdo que se reuniera en la Casa Salazar para un acto cultural. Y Anelio no defraudó. Como en el circo, supo sacar todos los instrumentos para hacer sentir la ilusión de los magos, el equilibrio de los trapecistas con sus palabras y gestos, el humor de los payasos y la tensión y la incertidumbre ante la muerte que recorre el cuerpo cada vez que el domador abre la rejas de los leones y se enfrenta en solitario a las fieras como tantas veces hizo sentir en su vida míster Sabas al gran público.
David Sanz, Diario de Avisos.[24 de Enero de 2010]